Los perfumes


Una señora de Bolonia de 24 años.  Se fracturó el brazo derecho que, tres años antes, fue operado en consecuencia de un grave accidente. Después de una nueva operación y después de una larga cura, el cirujano le dijo al padre de la chica que ella ya no podía usar el brazo. En efecto el brazo fue completamente inmovilizado en consecuencia de la remoción de una sección del omóplato. Un injerto óseo no logró sanarla. Desolados, padre e hija, parten para San Giovanni Rotondo. El Padre Pío los recibe, los bendice y declara: "¡Sobre todo ninguna desesperación! ¡Confiad en Dios! El brazo se curará”. Era a finales de julio de 1930. La enferma vuelve a Bolonia sin ninguna mejoría. ¡El Padre Pío se ha equivocado pues! Nadie piensa más en este problema y los meses transcurren. El 17 de septiembre, el día en que se celebran los estigmas de San. Francisco, de repente el apartamento en que vivía la familia es invadido por un delicioso olor de junquillos y rosas. Este fenómeno, duró un cuarto de hora y Los inquilinos estaban asombrados y buscaron en vano el origen de aquellos maravillosos perfumes. Desde aquel día la joven reanudó el empleo del brazo. Una radiografía, que ella conservó celosamente, enseñó la reparación del hueso y los cartílagos.

Condividi


A A A